Por Licda Noily Campos Fallas
Publicista
“No a las corridas al estilo Pamplona en nuestro país, como dice su nombre es una convocatoria que se inició desde unas cuantas computadoras de uso doméstico por un equipo interdiciplinario, contra los intereses de un emporio económico, lo cual ha permitido sensibilizar a los costarricenses respecto a la defensa de la paz y de su identidad cultural.
Ha significado convocar a la gente, pedir su apoyo, que comprendan la causa por razones bien justificadas, con argumentos científicos, culturales y éticos. A partir de allí, salir con valor a defender la identidad cultural, la paz y el bienestar animal, porque todo está correlacionado, es una visión integral de una gran lucha.
Hace algún tiempo a raíz de la problemática del abandono animal los voluntarios y organizaciones que buscan bienestar y/o rescate animal han logrado por diferentes vías mostrar a la sociedad la crueldad cotidiana respecto al abandono y maltrato, principalmente en especies menores como lo son perros y gatos, el trabajo ha sido arduo tanto en rescate, castraciones, actividades para recaudar fondos y sensibilizar a la población respecto a la responsabilidad de la tenencia animal, al punto que la lucha va encaminada a provocar declaratorias municipales que apoyen o avalen a dichas organizaciones, para ayudar a resolver un problema de salud pública y la aprobación de una ley que declare el maltrato animal como delito, esto porque actualmente es una contravención y los actos de crueldad a diario van desde mutilaciones, violaciones, envenenamientos, abandono, etc., hacia las especies menores, que es principalmente lo que encausó este proyecto de ley.
En cuanto a las corridas de toros existe un reglamento en SENASA que regula los espectáculos taurinos y aunque algunos no están de acuerdo con ellas, se respeta a quienes les gusta ese tipo de tradiciones costarricenses, por ello posiblemente pocas veces se había dado un espacio para hablar del comportamiento bovino y su bienestar, lo relacionábamos posiblemente con algo parecido al “verano toreado”, las exposiciones ganaderas, con el “cañero” y al desfile de boyeros. Dentro de nuestra idiosincrasia lo que hacen los ticos es jugar con el toro, exhibirlo, competir sobre él, desfilando y exhibiendo la carreta, y como es parte del folklore costarricense, supuestamente no se le maltrata o al menos no es de manera tan cruel como en otros países donde los hacen sangrar lentamente hasta morir, arrancándoles las orejas y el rabo como parte del espectáculo.
La primera iniciativa hace algún tiempo de realizar una corrida de toros al estilo Pamplona en San Ramón de Alajuela, a lo mejor no tuvo mayor relevancia para ser cuestionada porque fue interrumpida rápidamente por esfuerzos locales y para aquel momento las redes sociales no tenía el nivel de penetración actual. En esta ocasión el tema ha tomado fuerza por el nivel de penetración e impacto logrado mediante la convocatoria virtual donde están presentes muchas de las organizaciones de defensa animal, así como grupos y personas interesadas en temas de derechos humanos e identidad nacional e internacional.
Cuando se inició la convocatoria no fue que todas las organizaciones de bienestar animal o las personas respondieron de manera inmediata a la causa, el simple hecho que las corridas de toros a la tica son parte de la identidad nacional y que por otro lado el quizás desconocer en parte la realidad sobre el comportamiento bovino y saber poco o nada los antecedentes en España de las corridas en San Fermín, fue quizás lo complicado de lograr mantener la convocatoria.
No se trató de atacar las corridas a la tica porque son parte de la tradición cultural y están reguladas, fue no aceptar una imposición cultural con fines comerciales que promueve la violencia y de paso promoverse como un espectáculo familiar, lo cual podría ser un tanto irresponsable por el nivel de maltrato que podrían ver los espectadores, del cual en el país de origen es repudiable por la mayoría de sus habitantes.
Una cosa es cómo se trata de mercadear un evento y otra el trasfondo del mismo, esa diferencia es lo que se ha logrado hacer ver a diferentes segmentos de la población costarricense, que poco a poco se han unido a la causa, posiblemente el valor de la paz ha sido significativo en sus corazones, el hecho de volver a creer en la institucionalidad con toda confianza e ir a pedir de manera respetuosa, con cartas, comentarios, artículos, bombas y hasta coplas para reafirmar que:
• Se reconoce la existencia de la regulación sobre las actividades y espectáculos taurinos.
• No solo se busca impedir un evento, sino no queremos mayor maltrato animal
• No aceptamos un triste evento taurino foráneo que pone en riesgo a los costarricenses de lesiones y hasta ocasionar muertes.
• Es frenar la posibilidad del consumo de la violencia como espectáculo al estilo romano, lo cual es contrario a la idiosincrasia costarricense galante de una cultura de paz.
Esta causa replantea mucho el tipo de corridas de toros que se podrían estar asumiendo a futuro en suelo tico, en cuanto a si éstas afectarían o beneficiarían la imagen del país a nivel internacional, los patrocinadores a futuro posiblemente ya lo pensarían para ser parte de este tipo de espectáculo aun cuando sea organizado por entidades muy consolidadas.
En conclusión se espera que las corridas no vuelvan a ser estilo “Pamplona”
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